
Mémora Vino buscaba consolidar su identidad técnica y sensorial mientras profesionalizaba su comunicación sin perder autenticidad.
El reto era doble: optimizar procesos enológicos y traducirlos en una narrativa clara y coherente, capaz de conectar con consumidores y medios sin depender del marketing tradicional.
Se desarrolló una estrategia integral que combinó asesoría técnica, análisis sensorial y narrativa enológica.
El proceso incluyó:
Mémora Vino fortaleció su coherencia entre técnica, discurso y experiencia sensorial, logrando comunicar su propósito con mayor claridad.
El proyecto permitió consolidar una línea visual y narrativa propia, y sentó las bases para futuras ediciones de sus vinos emblemáticos como Fundadores y CÔT.